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El cristiano y su ministerio en un mundo que muere.

  • Foto del escritor: Cristian Villanueva
    Cristian Villanueva
  • 15 mar 2020
  • 5 Min. de lectura

La segunda carta a los Corintios, al igual que la primera, está llena de consejos y correcciones que el apóstol Pablo da a la iglesia, para luchar contra los falsos maestros, el pecado, y esperar el reino de Dios como Él espera que lo hagamos. De la misma manera Dios deja en estas cartas, como en el resto de la Biblia, una clara guía para Su pueblo.


Es mi deseo que puedas abrir tu Biblia, leer este escrito y ser edificado por lo que Dios ha podido mostrarme a través del estudio de este pasaje. Así que prepara tu infusión preferida, abre tu Biblia y encomiéndate a Dios para que Él guíe tu lectura.





La manera correcta de estudiar la Palabra del Señor es hacerlo tal como fue escrita, en orden y en contexto; por esa razón, al acercarnos a este pasaje, debemos prestar atención a lo que sucede en la segunda carta a los Corintios. Uno de los temas que Pablo aborda en este caso, es la realidad de que los cristianos de Corinto estaban siendo legalistas al buscar la santificación, o el otro extremo, no eran salvos. Por esta razón Pablo les recuerda a sus hermanos la belleza del Evangelio, y cómo eso debe impactar sus vidas y su ministerio. Sin más, vamos al texto.


2 Corintios 6


Al finalizar el capítulo 5, Pablo llama a sus lectores a ser prestos y rápidos en oir y aceptar la palabra de Dios, reconociendo la bondad que Él tuvo al darnos a Jesús. El sacrificio de Su Hijo, nos muestra del terrible amor de Dios, y por esa razón Pablo anima a los de Corinto a arrepentirse, entregando su vida como ofrenda a Dios. En la primera porción del capítulo, versículos 3-13, Pablo desarrolla lo que he llegado a entender como el ideal del ministerio cristiano, que significa servir a Dios y nos recuerda las realidades de seguir a Cristo. (v.3) El ministerio cristiano debe estar caracteriza por la excelencia moral, y una vida cuidando la integridad propia(1 Corintios 9:27), del Evangelio(Tito 2:1-10) y de Dios (Romanos 2:24, citando Isaías 52:2).

Romanos 2:24 : Habla sobre cómo los judíos vivían en hipocresía, ya que lo sabían y enseñaban no era una verdad en sus vidas, Pablo cita Isaías 52:2, y como el común de la gente blasfema el nombre de Dios porque su pueblo vive en pecado.

(v. 4) Siendo ministros de Dios nos presentamos como lo que somos, sus enviados. En 2 Corintios 3:1 Pablo hace preguntas cuya conclusión demuestra que él no necesitaba carta de presentación, los Corintios lo conocían bien, a él y su ministerio. De la misma manera nuestra vida y ministerio deberían gozar de una integridad que nos permita estar tranquilos ante cualquier acusación, porque nuestro testimonio nos respalda. En este caso puntual, la prueba de que somos ministros de Dios es la paciencia al soportar las pruebas, como se ve en los versículos 5 y 6.

(vv.5-6) Podemos ver el ejemplo de Pablo, fiel en soportar la persecución, diligente en el ministerio al que Dios lo llamó y negándose hasta lo más básico cuando fue necesario (2 Corintios 4:17).


Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!

El increíble peso de la gloria venidera nos lleva a soportar la prueba, así como a Pablo, la gloria que vamos a experimentar cuando estemos en la presencia del Señor excede ampliamente cualquier sufrimiento que podemos experimentar en este mundo. (Ro 8:17-18; 1 Pe 1:6-7)

Que maravilla es poder descansar en la eternidad; cuando sabemos que todo el sufrimiento en esta tierra no se compara al ver la gloria de Jesús y compartirla con él para siempre.


De la misma manera, nuestro carácter demuestra la verdad del mensaje que compartimos. Pablo se ocupa de enumerar los elementos de la justicia que Dios produce en su carácter, este soldado de Dios vivió y caminó guiado por el Espíritu Santo, gracias a esta perfecta guía, Pablo pudo vivir, servir y sufrir para la gloria de Dios.


(v.7) Así como Pablo era guiado por el Espíritu de Dios, todo su ministerio fue guiado por su Palabra. Este enviado del Señor ministraba a través del poder Dios (1 Corintios 1:18; 2:1-3; Romanos 1:16), de la misma manera luchaba contra Satanás, con la armadura completa (Efesios 6:10-18).

Sin dudas Pablo estaba temiblemente armado (2 Corintios 10:3-5) y perfectamente guiado. Con espada y escudo en mano, este instrumento de Dios peleaba la batalla de la fe. Y de la misma manera Dios nos equipa a nosotros, con el poderoso mensaje del Evangelio, con su Espíritu y su perfecta revelación. (vv.8-10) Se nos presentan una serie de paradojas relacionadas al ministerio de servir a Cristo. En esta descripción podemos ver la riqueza espiritual que Dios lograba en el ministerio de Pablo, ya que su servicio fue pulido por la prueba, y como resultado daba más gloria a Dios, lo que hace que otros también crezcan en virtudes y riquezas espirituales.


Sirviendo a Dios sea que el mundo nos halague o desprecie; el apóstol Pablo fue tratado como extraño y desconocido, tratado como extraño por los cristianos cuando los perseguía y como extraño por los perseguidores de la iglesia cuando él fue salvado por Dios.

En palabras de Calvino:

“...un lobo tan cruel no solo se convirtió en una oveja, sino que también se tomó la naturaleza de un pastor, la maravillosa mano de Dios se mostró allí de manera manifiesta.”

De la misma manera nuestros esfuerzos dedicados al servicio de Dios logran que crezcamos para que él sea visto a través nuestro, y nuestros hermanos también reciban de Dios, dando como resultado su crecimiento. Asi también, todo creyente que participa de manera fiel en el ministerio de reconciliar a los hombres con Dios, debería anticipar que será aceptado y rechazado, aborrecido y amado, pasará alegría y tristeza.

Esto es una realidad en la vida cristiana, y si todavía no has podido verlo, te recuerdo: La vida cristiana está llena de pruebas y dolores, pero te recuerdo también que hay bendición por ser perseguidos por exaltar el nombre de Dios.

Así sucedió con los profetas (Mt. 5:12), Pablo (1 Corintios 9:24), y el mismo Cristo (Hebreos 12:2), el dolor en el caminar cristiano es real y sentido, pero nuestra esperanza nos da las fuerzas que necesitamos para correr esta carrera, con la certeza de ganarla.

De esta manera Dios nos enseña que el ministerio y la vida como sus siervos es dolorosa, pero tiene una recompensa eterna.


Cuando leo sobre las hazañas del pueblo de Dios, especialmente en el libro de Hechos, no puedo evitar llenarme de ánimo, porque veo que hombres tan simples y pecadores como yo, pero con un Dios amoroso y grande, pueden vivir para la gloria de Cristo, y para la extensión de su reino. Y espero que de la misma manera, la lectura de la Palabra de Dios te anime a más por Él, el ejemplo de los profetas, los apóstoles y la obra de Cristo, me recuerdan lo increíble de nuestro Dios. Y solo pensar en las herramientas que Dios nos ha dejado, y su perfecta guía a través del Espíritu Santo me hacen sentir verdaderamente indestructible, en palabras de Pablo: ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? (Romanos 8:31).


Y como el gran evangelista George Whitefield dijo:

“Somos inmortales hasta que nuestro trabajo en la tierra está completo”

Así que toma ánimo soldado! Recuerda que tienes un Señor inigualable, una patria celestial a la que servir, un reino que extender, un ministerio que llevar adelante, y como guía la infalible palabra de Dios, y su Espíritu, no estás solo, todo un pueblo y generaciones de santos han completado esta carrera, y tus herramientas no son pocas, Dios te ha dado la oración, el amor sacrificial y el Evangelio. Es mi oración que veas las bendiciones que Dios ya ha derramado sobre tu vida, y te esfuerces por vivir por su Reino, para la gloria de tu Rey.

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